Hoy vamos a hablar de dos conceptos que debemos tener claros a la hora de socializar: habituación y sensibilización.

Son dos procesos de aprendizaje simple en la que se asocian eventos con reacciones y emociones. No es neceseario que el perro emita ninguna conducta concreta, pero estos procesos de aprendizaje se están dando todo el tiempo.
De una manera algo reduccionista podríamos decir que cuando socializamos esperamos que el perro se habitúe a determinados eventos. Cuando el perro se habitúa a un estímulo su respuesta conductual cada vez será menor. Por ejemplo: si un perro tiene una sensación de miedo y se esconde detrás de su dueño cuando pasa un autobus, en teoría podríamos exponerlo al paso de muchos autobuses durante determiando tiempo hasta que el perro deje de reaccionar (deja de sentir temor y deja de esconderse). Decimos entonces que se ha habituado y el autobus pasa a ser un estímulo neutro.
La sensibilización, por su lado, es el proceso contrario. Se produce cuando la emoción y la reacción que se da ante un evento va en aumento a medida que se producen más exposiciones. En el ejemplo anterior del perro que siente miedo y se esconde detrás de su dueño al paso de una autobus podríamos observar que el perro cada vez siente más miedo, además de esconderse detrás del dueño trata de huir, se anticipa y tiene la reacción con el autobus cada vez más lejos o anticipa la reacción y tiene temor simplemente por estar en lugares donde alguna vez pasan autobuses.
Estos dos procesos contrarios actúan todo el tiempo de manera compensada (o se da uno o se da el otro). Cuando estamos socializando un cachorro ¿somos conscientes de cual de los dos procesos está teniendo más peso?.
Veamos un poco de que depende que un perro se habitúe o se sensibilice y cómo podemos influir para que la habituación «gane la partida»:
- El primer factor es el de siempre: nuestro perro. Haciendo un simil, en realidad podría decirse que hay perros optimistas y que tienden a la habituación (cada nuevo evento lo ven como una oportunidad de diversión y esperan que sucedan cosas buena para él en cada situación) y hay perros pesimistas y tendentes a la sensibilización (perros que cada novedad la miran con recelo y siempre están a la defensiva esperando que algo no deseable les suceda). Ciertamente podemos influir algo en esta tendencia a través de la educación y experiencias que le proporcionamos al cachorro, pero la tendencia natural de cada individuo viene «de serie» y cuenta mucho.
- Como segundo factor mencionaremos la edad del cachorro. No tenemos todo el tiempo del mundo. Los cachorros deben iniciar su salidas al mundo desde la séptima semana y suele considerarse el periodo que abarca desde la semana 7 y la 12 como las más importantes para el proceso de socialización. Es nefasto tener al cachorro encerrado durante este periodo y es muy común que se haga por recomendación veterinaria (no sacarlo hasta que no tenga todas las vacunas). Yo saco a mis cachorros, incluso sin vacunar, al campo desde muy pequeños (el campo es más seguro para ellos en cuestión de virus que la ciudad o los lugares más concurridos por perros) y nunca he tenido problemas. El caso es que a edades tempranas los cachorros tienen a tope su curiosidad e instinto de exploración, lo cual nos favorece enormemente a la hora de presentarle al mundo. Su miedo a esta edad es secundario, pero con el paso del tiempo irá imponiéndose y mandando un mensaje a su cerebro «ten cuidado con todo lo que desconozcas»….o «si aparece algo nuevo huye….» . En resumen: tenemos más posibilidades de que un perro se habitúe a algo cuanta menor sea la edad a la que se enfrenta a estimulación novedosa.
- Controlabilidad del evento. La verdad es que no sé que palabra utilizar. ¿A que me refiero con controlabilidad?. Pensemos desde la perspectiva del cachorro. Tenemos costumbre de llevarles con correa y enfrentarles a situaciones que les superan y no pueden controlar. El cachorro se ve entre todo el tráfico, entre montones de gente, rodeado de perros corriendo y no puede hacer nada. Esta situación tiene muchísimas posibilidades de sensibilizar al cachorro. Estas mismas situaciones presentadas en una menor intensidad (algunos coches que pasan por un camino, algunas personas que encontramos mientras paseamos, algunos perros que vienen a saludar) y con el cachorro suelto (porque estamos en un lugar seguro) o con correa de 10 metros (porque estamos en un lugar no tan seguro), le dan al cachorro una sensación de control pues es él quien decide a quien se acerca y a que ritmo, con lo que procesará los eventos de un modo sosegado y aumentaremos mucho las posibilidades de que el perro se habitúe (y podamos ir aumentado poco a poco la intensidad de los eventos)
- Elasticidad de nuestro perro. Este otro factor también depende de la naturaleza de nuestro cachorro. La elasticidad se refiere al tiempo que necesita nuestro perro para sobreponerse a algún estímulo que le ha causado temor. Pongamos un ejemplo: nuestro perro se asusta por un ruido inesperado. ¿Cuando tiempo necesita para olvidarse del susto y volver al estado en que se encontraba antes?. Cuando más elástico sea mi perro (menos tiempo necesite para sobreponerse) mejor, puesto que aumenta mucho las posibilidades de que se habitúe a los eventos en lugar de sensibilizarse. Es así porque, al pasarse rápido el susto, será capaz de analizar mejor la situación y comprobar si realmente es insegura o no. Si, por el contrario nuestro perro es poco elástico (necesita mucho tiempo para sobreponerse) será fácil que se vaya a casa con el susto y que relacione esos eventos (que en realidad no ha superado ni analizado) con malas sensaciones y tienda a la sensibilización (mañana saldrá de casa ya prevenido e inseguro ante la posibilidad de que pueda aparecer aquello que le causó temor). Todos los dueños deberían conocer la elasticidad de su perro y con perros poco elásticos es preciso ser muy calmado y mantenerse en el lugar donde el perro se ha llevado el susto tanto tiempo como sea necesario hasta que el cachorro haya procesado el evento y comprobado la inocuidad (si es el caso, claro). La idea es que no se vaya con los sustos a casa y que tenga tiempo de procesar las situaciones. Y siempre dando control al perro (suelto o con correa larga para que pueda decidir distancia y ritmo de acercamiento a los objetos de miedo)
En resumidas cuentas: manejaremos el entorno (llevando al cachorro a lugares adecuados) y daremos espacio y tiempo al cachorro para procesar a su ritmo.
Seguiremos en el próximo post, que esto da para mucho.